Mi experiencia primero como hijo abusado física y psicológicamente y luego como padre de tres maravillosos hijos, como consejero y conferencista, me obliga a hacer de la paternidad la gran causa de mi vida. No me avergüenzo de ser un activista de ella. Soy fanático de la paternidad. La fuerza que  impulsa mi vida en este momento es ver restaurada a la más elevada condición en que Dios quiere que esté la paternidad, la profesión más antigua, y que sea puesta en práctica de manera excelente. Malaquías 4:6.